lunes, 25 de junio de 2007

Una historia...

Hace unos días, fui a tomar un café con una compañera de trabajo, entre los temas tratados, salió en la conversación la siguiente pregunta:
¿Tú tienes una púrpura verdad?
Sí, le contesté.
Hacía unos meses que la conversación había salido en la oficina, con motivo del reconocimiento médico anual, por lo que mi compañera conocía ya mi historia.
Una vecina de su pueblo, separada y trabajadora nata, tiene una hija de 19 años a la que hace un año más o menos le diagnosticaron una púrpura. Está en plena adolescencia, y el desconocimiento y el tratamiento le han hecho mella.
Mi compañera me contó, que su madre está muy preocupada, ya que se ha tomado la enfermedad muy a pecho, no sale casi, y llora a menudo. La principal razón es el aspecto físico, los corticoides han cambiado su constitución, y el peso social (del instituto sin duda) hacen que la situación le esté sobrepasando...
En un mes iré a visitarla, para compartir con ella mi experiencia; si alguien tiene acceso a este blog y quiere que se le transmita algo, me sería de ayuda a mí, y seguro que a ella también.
Gracias de antemano.

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